Blog creado por alumnos de 4to 2da Economía y 4to Sociales de la Escuela Normal Superior "Juan B. Marenzi" del cliclo lectivo 2013 como proyecto literario asignado por la docente Mónica Homs

21 de mayo de 2013

La secuencia explicativa

Quisiera dar cuenta de algunas características de este tipo de secuencia, pero a partir de las preguntas que se suceden en el aula. Conocer sus rasgos es fundamental para la comprensión y producción de textos explicativos, que tanto circulan en la formación escolar o académica. Partamos de su etimología. “Explicar” deriva del latín “ex” (desde) y “plicare” (doblar, desplegar). De manera compuesta, este verbo dio origen a innumerables acepciones: desarrollar, ejecutar, describir, descifrar, encontrar, explicar…
Lo cierto es que la secuencia explicativa contesta una pregunta: qué es o por qué.

¿Para qué “me sirve” saber esto?
Esta pregunta es muy común en el aula, como si todo lo vinculado al saber tuviera que tener necesariamente una finalidad pragmática al instante. De todos modos, todo lo que se aprende en la escuela tiene – a la larga o a la corta- una aplicación. En este caso podemos decir que haremos uso de este saber para:
a) Declarar o exponer (poner a la vista, dar a conocer) cualquier materia, doctrina o texto difícil pero con palabras claras para hacerlos más comprensibles
b) Dar a conocer una causa o un motivo de cualquier cosa, llegar a comprender la raíz de algo.
c) Comprender cabalmente textos con estas finalidades
Vale la aclaración necesaria de que cuando un sujeto realiza el acto de la explicación, la secuencia explicativa es predominante, sin embargo, eso no excluye que otras secuencias o tipos textuales (descriptiva, narrativa o instructivas) se pongan al servicio de la primera.

¿Y cómo  la reconozco? ¿Cómo hago para no confundirla con otras secuencias?
Ya en otra ocasión (1), vimos que cada secuencia está ligada a un eje y que en el caso de la secuencia explicativa, ese eje es lógico. Y ¿qué significa esto? Significa que su propósito es cognitivo, no emotivo y que su meta es facilitar la comprensión de un determinado saber.
La reconozco porque tiene una estructura conformada por dos partes muy importantes:
a) El planteamiento del tema-problema (la pregunta). Este puede ser fácilmente ubicable o no, todo depende de la menor o mayor complejidad del texto.
b) Su resolución (la respuesta).

¿Por qué estaba mal mi texto explicativo (redactado en primera persona)?
Como el texto explicativo apunta a ofrecer un saber acerca de algo, el enunciador (2) se desdibuja, se “borra”, para poner en primer plano el tema que es objeto de explicación (recordar la función referencial del lenguaje). Es por eso que suele usar el “se” impersonal (por ejemplo, “se puede observar que la fotosíntesis es un proceso que consiste en…) o bien la tercera persona, ya que estos permiten una objetividad mayor (es decir, ausencia de marcas enunciativas).

¿Por qué en el libro dice “todos sabemos que la Revolución de Mayo…”? ¿Por qué, en ese caso, para explicar la Revolución de Mayo” se usa el “sabemos” (primera persona)?
Esa es una interesante pregunta. Aquí tenemos que aclarar que ese “nosotros” no se refiere a una identidad real, sino que es una forma estilística que equivale a “la comunidad científica”, es decir, a una tercera persona.

¿Qué significa “identifica los recursos explicativos” en la prueba?
Significa poder dar cuenta en un texto explicativo si se utilizó una definición, una reformulación, un ejemplo, comparaciones, etc.

¿Cómo puedo hacer para no confundirme de recursos?
Generalmente los recursos, si bien están al servicio de la explicación, tienen algunas diferencias en cuanto a su finalidad. Además suelen estar relacionados con determinados conectores que pueden ayudar a su identificación. Trataré de esbozarlo brevemente en este cuadro:


RECURSOS

Definición
Reformulación
Ejemplo
Comparaciones
Para qué sirve
Sirve para fijar con claridad y precisión la significación de una palabra o conjunto de ellas.
Sirve para aclarar, desarrollar o simplificar ciertos conceptos que pueden resultar difíciles de entender.
Sirve para ilustrar cierto principio o ley general.
Sirve para establecer semejanzas o diferencias entre el objeto explicado con otro que puede ser ya conocido.
Conectores asociados/ Verbos
-sintagmas conectados por “ser” o “significa”. También “se denomina”, “se llama”, etc.
-uso del “es decir”, “ o sea”, “en otras palabras”, etc.
Uso del conector “por ejemplo”.

Uso del “como”, “se parece”, “se puede comparar con”, etc.

¿Por qué X encontró una metáfora en el texto explicativo y estaba bien?
Así como un texto explicativo se puede valer de una comparación para hacer más entendible lo que se está exponiendo, la metáfora (que en definitiva es una comparación encubierta) permite, como la analogía, poder explicar algún concepto demasiado abstracto en términos más concretos y por eso, más entendible. Por ejemplo, el profesor de Biología para explicar el sistema nervioso puede apelar a algo más concreto, por ejemplo, a la manera en que trabajan los empleados en una empresa, puede ser la metáfora de cómo trabajan las neuronas en el cerebro.

 ¿Puede ser que uno pueda confundir fácilmente la secuencia explicativa con la argumentativa?
En realidad, cuando se tiene entrenamiento en el reconocimiento de secuencias e intencionalidades que tienen los textos, eso no pasa. Lo que puede llegar a suceder cuando hay un problema de distinción entre ambas secuencias, es quizás, que muchos recursos utilizados en la explicación (definición, ejemplos, analogías, etc.) también son utilizados en la argumentación. Sin embargo, simplificaré en este cuadro algunas notables diferencias:


Explicación
Argumentación
Recursos
Como ya dijimos, suelen compartirse la mayoría.
En relación al referente al que apuntan
Aquí el referente, como saber, está fuera de discusión, se encuentra legitimado.
Aquí el referente es discutible porque parte de un punto de vista u opinión (hipótesis).
Construcción enunciativa
El “yo” es el que explica y trasmite un saber a quien no sabe.
Efecto de OBJETIVIDAD.
El “yo” se mantiene en el plano de lo opinable y se dirige al tú para convencerlo.
Se manifiesta la SUBJETIVIDAD del enunciador.
Relación de yo-tú
Asimétrica.
Simétrica.


 Texto y discurso 

He leído, a veces en consignas o en las evaluaciones escolares, referirse a “texto” como sinónimo de “discurso”, más bien como objetos concretos de una comunicación que están en relación de equivalencia.
Sin embargo, aunque en la práctica de análisis (de texto, de discurso) no se pueda disociar uno de otro, me gustaría poder dar cuenta de las diferencias para evitar  confusiones terminológicas y dejar bien en claro que  ambos conceptos no son equivalentes.
Afirmamos entonces, a grandes rasgos, que el discurso es el “acto y el producto de una enunciación particular y concreta”, lo que implica tener en cuenta su dimensión social (1) (quién enuncia, quién recibe el mensaje, cómo, etc.)

El texto, en cambio,  podemos definirlo como el producto de ese discurso, o bien como la organización de los elementos que permiten expresar la significación de ese discurso. El primero, en un plano pragmático; el segundo, en plano más abstracto, esto es, aislado de su contexto de producción.
Es cierto que esta distinción es bastante problemática. Es verdad que, como diría Greimás, es difícil sostener esa diferencia entre uno y otro porque cuando se analiza un texto ( es decir, su coherencia y cohesión, por ejemplo) se apela necesariamente a procesos del discurso (2)

En otras palabras, en el texto como producto, en las marcas que traman su tejido, están las huellas de la enunciación, el proceso comunicativo concreto, como lo son los deípticos (yo, aquí, ayer, ustedes, etc.) y si bien se visualizan en el texto son realizaciones que ocurren en el discurso.
A pesar de haber hecho esta salvedad, en cuanto a la dificultad de diferenciar uno y otro término en cuestión, dejamos en claro que cuando hagamos “análisis de texto” tomaremos este como un producto de la enunciación, como un recorte, aislado del acto concreto que supone el discurso. ¿Y qué “analizaremos”? Nos centraremos, entonces, en los criterios de textualidad, es decir, las características que debe tener un texto para ser considerado como tal (las decoherencia y cohesión, es sólo una parte) que desarrollaremos en otro post.

En cambio, si decidimos realizar un “análisis del discurso” nos centraremos en los agentes de la enunciación, su intencionalidad, sus mecanismos para asignar sentido, etc., pero sabremos que necesariamente, en este aspecto, deberemos “tocar” propiedades que hacen al texto, como las reglas que condicionan la construcción de ese conjunto significante.

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